En marzo de este año, Will Long y Rutger Zuydervelt darían inicio a una gira conjunta por Holanda y Bélgica, dos partes de Benelux, estrechando los lazos que se habían generado cuando se conocieron allá por el 2010 en Tokio. Esa fue la excusa para publicar, muy prolíficos ellos, un split, “Maastunnel / Mt. Mitake” (2012) [188]. Esa fue además la excusa para nosotros para comentar por vez primera uno de los muchos trabajos de Celer. ¿Hablábamos de ser prolífico? Esa misma gira sirvió además como pretexto para dar vida a tres publicaciones más: dos nuevos singles y una recopilación de todas sus actuaciones realizadas dentro de esa gira, material que da más de tres horas imposibles de resumir, pero que de alguna manera se pueden abordar. Para Will y Rutger cada segundo del día parece que se traslada a un sonido, e intentaremos dar fe y servir de testigos de su vida entre el ruido.
Comenzando por el material grabado en el estudio, “Numa / Penarie” es el segundo de este trío perfecto de 7”, “que contiene todo el audio original armado a partir de fragmentos de fuentes de mucho más tiempo”, construido en Tokio y Rotterdam en febrero/marzo de 2012. Cuando uno piensa que ya nada lo sorprende llegan de improviso cosas así. Con un comienzo tibio, “Numa” parte sigilosamente cuando comienzan a aparecer varios cambios dentro de la misma, como queriendo encerrar todo el universo en tan solo un fragmento de tiempo, en solo trescientos veinte segundos. Hay partes ásperas, otras de electrónica espacial, otras que parecen manipular al sonido con las propias manos, hasta alcanzar el éxtasis sin despegarse del suelo. Es una de las muchas piezas más de ambos, pero no es una pieza más: es una para conservar. Y hablando de sus características espaciales, “Penarie”. Música para flotar en la inmensidad, para volar. “Penarie” parece cosa de Celer, pero tocada por las manipulaciones de Machinefabriek: polvo de las estrellas que estalla tímidamente en tus oídos. Desde ya, uno de los singles de la temporada. “Hei / Sou” es el tercero de la serie, el fin de la trilogía, construido en Tokio y Rotterdam en junio de 2012. “Estos podrían muy bien ser las más coherentes, completas con pistas hechas por el dúo hasta el momento”. “Hei” parte donde nos habíamos quedado anteriormente, exaltando los rasgos estelares y brindándole un carácter de la cultura oriental: timbales ahogados entre sintetizadores y drones (momento para soñar: una colaboración entre ambos más Brock van Wey. Soñar no cuesta nada, dicen). “Sou” tiene unos patrones rítmicos casi de world music, que pronto se trasladan hacia los terrenos de la electrónica cósmica. Cuatro piezas en no más de veinte minutos que hacen desear una nueva gira conjunta que de lugar a nuevos extractos de eternidad como estas lo son, más si vienen acompañadas por este tipo de diseño, el mismo presente en el primero de la trilogía, esos collages hechos con esas maravillosas postales japonesas, luego trazadas por Rutger.
“En marzo de 2012, teníamos una gira por los Holanda y Bélgica junto con Kleefstra | Bakker | Kleefstra. Siete conciertos en total, los cuales fueron todos improvisados. Era la primera vez que tocamos juntos, y no ensayamos. No podría haber sido brillante todo el tiempo, pero definitivamente había una especie de magia que sucedía a veces. Sin saber lo que el otro iba a hacer, estos conciertos eran tan emocionante para nosotros como para el público (eso espero). Tratar de hacer algo diferente cada vez, las cosas se pusieron más y más extrañas con cada actuación, hasta el punto de que llegó a ser realmente difícil mantener una cara seria en el escenario. Era simplemente un montón de diversión, y una experiencia que parece vale la pena compartir”. Todos esto adelantos, todas estas muestras previas tenían una intención, esta pequeña gira por el noroeste de Europa. No todo es brillante, dice Will, pero esa magia de la que habla hace que la mayoría brille. “Greetings From Celer & Machinefabriek” es un set de todas las presentaciones realizadas por el dúo, siete en total, registradas entre el 15 y el 25 de marzo. Mas de tres horas de material sin editar grabado en vivo, entre los dieciséis y la media hora cada uno: un paquete de descargas (digitales) acompañado de ocho postales en tamaño A5, envueltas en un sobre amarillo, limitado a 250 copias: fotografías de Will, diseño de Rutger y la tipografía clásica usada por este, Akzidenz Grotesk –como siempre sucede con lo que publica Machinefabriek, el diseño que lo acompaña es para frotarse los ojos. Esta no es la excepción–. “The Hague”, el punto de partida: grabado en Studio Loos. Sus veintiséis minutos se suceden de manera pausada, una especie de música orquestada por fantasmas, ambient pop, pero más callado aún, especialmente mágico (esa es la palabra) en los momentos previos a que acabe, cundo esa orquesta muerta se encuentra con las rugosidades de Machinefabriek. “Brussels”, segunda parada, marzo 16. “Todo alrededor de este pequeño edificio amarillo fue una construcción. Nuevos departamentos y tiendas. Es triste saber que este hermoso lugar no estará acá por mucho tiempo”. Más abstracto que el anterior, jugando con unos sonidos similares a los oídos en “Hei”, adquiriendo además tonos marinos. En instantes es bastante arisco, y muy ruidoso, con la particularidad que lo es de manera muy tenue, agresivo pero sutil. “Maastricht”, marzo 17. “Fuimos invitados a esta extraña fiesta de cumpleaños, donde todos parecían gente muerta famosa”. La pista está sonando, pero parece que nadie esta tocando. Un murmullo fantasma es lo que se percibe, como si viviésemos al lado del sector industrial de la ciudad: maquinas operando y produciendo música sin supervisión humana hasta que ya en el final alguien se atreve a romper la quietud. El momento industrial del disco. “Deventer”, marzo 18. El regreso a la música espectral, quizás uno de los momentos en que la magia se hizo presente con mayor fuerza: no hay ritmo, no hay compases, solo texturas, espejismos de melodías que subyacen en las profundidades de un entramado sin forma, de una contextura maleable. Pequeños despuntes de ruido electrónico, pequeños haces de luz envueltos y tapados por una masa fría de calor ambiental. Desde allí en adelante se suceden cambios en la intensidad, pero que mantienen la tensión misteriosa: música discreta para colores claros. “Utrecht”, marzo 20. “Tuvimos un agradable paseo por Utrecht. Esta hermoso en la puesta de sol, y una vez que oscureció, los canales brillaron con luces de colores”. Parte con una grabación de algo referente a una prueba nuclear, para seguir su trayecto de la calma, grabaciones en japonés: es la más variada de todas, incluyendo esas grabaciones, folklore nipón, ambient dub. Fue una extraña noche –“las cosas se pusieron más y más extrañas con cada actuación”–. “Leiden”, marzo 23. “Hermoso clima y tiempo de sobra… perfecto para un helado. Jan describió nuestro show como ‘un viaje en ácido’”. Sigue la estela de la anterior actuación. Más field recordings, ambient dub pero más profundo, noise delicado, pájaros. Las cosas se siguen poniendo raras. “Drachten”, marzo 25: el fin de la travesía. “Una audiencia pequeña, algunos literalmente diciendo ‘esto es horrible, nunca volveremos’, y luego se fueron durante el descanso”. Ahora ahondan en los experimentos con grabaciones de personas probablemente muertas, musicalizado con capas de ambient y electrónica vaporosa, tergiversada por Machineabriek. Fin de la expedición por los bordes de Europa.
Nadie diría que una breve gira daría para tanto material, aunque conociendo a los involucrados, tampoco nadie se extraña que saquen tanto partido a un encuentro, el primero en el que reúnen para hacer lo que cada uno hace. Sus singles, en particular el segundo, contienen pequeñas perlas que brillan por sí solas. En lo referente a sus registros en vivo, hay que darse el tiempo de escarbar dentro de ellos. Hay mucho que descubrir, y poco por lo que decepcionarse –es mejor hacerlo por etapas, pero siguiendo el orden dado: tiene una cierta lógica–. Es un viaje profundo por las distintas personalices de unos artistas difíciles de atrapar, y que pese a lo que se pudiera esperar de ellos, entrega más de una sorpresa. “Numa / Penarie” y “Hei /Sou” son las portadas de un diario de vida conjunto, “Greetings From Celer & Machinefabriek” es el diario de vida mismo. El ruido privado hecho público.